Grigori Rasputin

El 16 de diciembre de 1916, el príncipe Yusupov y algunos aristócratas deciden poner fin a la vida de Grigori Rasputin, monje corrupto, mujik borracho, que ingresó en el círculo íntimo de la familia imperial gracias a su poderes de curandero. Pero la tarea de aquella noche resulto más difícil de lo que creían.



Inicios de Rasputin

Grigori Rasputin provenía de un pueblo siberiano que abandono un día para dedicarse a la religión, la meditación y la vagancia. Después de algunos años de esta peregrinación mística, adquiere en su región natal la reputación de starets, es  decir, hombre santo. En 1904 abandona Siberia para ir a San Petersburgo y pide alojamiento en la Academia de teología donde es presentado al obispo Hermógenes y al gran predicador Eliodoro. Estos son seducidos en seguida por su fe, lo adoptan y favorecen su entrada en la sociedad de la capital. Desde entonces se comienza a hablar de él, tanto por los milagros que realiza, como por los desórdenes e inmoralidades de los que es intigador.


Ingreso a la Corte

En la corte del Zar Nicolas II, el único heredero a la corona el Zarevitch Alexis esta aquejado de una enfermedad incurable, la hemofilia, que lo hace sufrir terriblemente. La reputación de Rasputin llega a la zarina Alejandra, quien convoca a la corte al "hacedor de milagros". Rasputin logra atenuar en varias ocasiones los sufrimientos joven enfermo e incluso llega a detener hemorragias normalmente fatales. La influencia aparentemente positiva que el hombre ejerce sobre la enfermedad del pequeño Alexis explica la fuente de su poder sobre la zarina, la corte y el mundo aristocrático de San Petersburgo.

La familia imperial le profesa una amistad tal, por lo que se le empieza a designar "el zar de los zares". La fama de su vida, de una inmoralidad sin limites, no le impide tener una corte femenina a su servicio, dispuesta a hacer todo por él. El departamento de Rasputín se vuelve pronto el lugar de paso obligado de todos los personajes importantes. En 1916, el presidente del consejo Sturmer y el ministro del interior Protopopov participan en sesiones de espiritismo que Rasputin organiza en su casa. Esta importancia desmesurada suscita tanto odio como celos en los medios influyentes, que se termina por atribuirle una actividad y una responsabilidad política que no tiene en realidad, incluso la zarina está a sus ordenes.

El Asesinato de Rasputín

En 1916, las derrotas de Rusia en el frente de batalla y la desintegración del Estado suscitan una ola de indignación en todo país. El pueblo considera que todo se debe a Rasputin.

En esta atmósfera de desintegración del país, un cierto número de aristócratas, como el gran duque Dimitri Pavlovitch, emparentado con el zar, piensan que la única forma de ayudar al país es deshaciéndose del monstruo que es Rasputin.

El príncipe Felix Yusupov, de 19 años el 29 de diciembre de 1916, invita a Rasputin a su casa, en el palacio de la Moika, con el pretexto de presentarle a su esposa. Con sus cómplices, el príncipe hace preparar un pastel lleno de cianuro capaz de matar a veinte personas, y vierte el mismo veneno en el vaso destinado a Rasputin. Llegado Rasputin prueba todos los platos y pese a que el veneno debería surtir efecto pasan dos horas y sigue sin mostrar reacción.

Ante esto Yusupov luego que Rasputin pide algo para beber, toma su revolver y le dispara a quemarropa. Con este ruido salen los cómplices de sus escondites y un médico determina que sigue con vida.  Al poco tiempo deja de respirar siendo llevado su cuerpo al subsuelo del palacio. Solo algunos minutos tarde, Rasputin se levanta, intenta estrangular a Yusupov y se precipita al exterior: los cómplices le disparan cuatro balas más y luego de caer le rompen el cráneo con garrotes. Luego envuelven su cuerpo y lo lanzan al río Neva.

Cuando se encuentra su cadáver en el agua, se verifica que estaba vivo cuando fue arrojado al agua y que en realidad murió ahogado. Hasta ahora es un misterio como pudo sobrevivir al veneno, las balas y los golpes de garrote.  


Relato de Yusupov sobre la muerte de Rasputín

...Rasputín estaba muerto. Gotas de sangre corrían por la herida y caían sobre las baldosas de granito. Bruscamente su ojo izquierdo se entreabrió...
y los dos ojos de Rasputín, que se volvieron extrañamente verdes y fijos como los de una serpiente, me atravesaron con una mirada diabólica llena de odio...
Como si bruscamente fuera poseído por un frenesí, saltó como disparado por sus piernas, salía espuma de su boca, estaba aterrador. Un grito salvaje llenó la sala y vi llegar sobre mí una mano con dedos retorcidos...
Rasputín resucitado repetía mi nombre con una voz sibílante y abogada...
En este hombre moribundo, envenenado y atravesado por una bala, en este cadáver que oscuras fuerzas habían puesto nuevamente de pie para vengar su muerte, había algo aterrador, tan monstruoso que hasta hoy, cuando me acuerdo de ese momento, me embarga un terror indecible...
Me parecía que el mismo diablo se había encarnado en el mujik...
y que sus dedos retorcidos me agarraban para no volverme a soltar nunca más...
Pero mi sorpresa y mi horror fueron mayores aún cuando vi abrirse la puerta de entrada y Rasputín desapareció en la oscuridad...
Purichekevitch se lanzó tras él, se oyeron tres disparos y después un cuarto...
Vi a Rasputín titubear y desplornarse en la nieve."

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